Los sistemas alimentarios tienen el potencial de fomentar la recuperación económica justa y resiliente, pues incluyen fuentes de empleo e ingresos, fomenta la inclusión social de poblaciones vulnerables, el derecho a una alimentación saludable, accesible y asequible así como un uso responsable de los recursos ecosistémicos.
Si bien la actual pandemia no impactó tan gravemente la producción de alimentos en México, es crucial aprovechar el momento coyuntural para incorporar prácticas sostenibles en el sector primario. Éste, por una parte, es responsable de daños medioambientales importantes y, por otra parte, es un sector altamente vulnerable ante la crisis climática.